Por
Lulú
Una de mis películas favoritas. Una de las pocas que he visto varias veces. Y una de las poquísimas que cada vez me ha gustado más. Sin más decorados que una sala y en menos de dos horas cuenta tantas historias que siempre descubro detalles nuevos, otro enfoque, otra forma de ver la relación que se crea entre los personajes.
Basada en la obra de teatro
'El método Gronhölm', de Jordi Galcerán, la película es, en efecto, formalmente muy teatral. Un sala, unos grandes ventanales y todo lo demás queda a nuestra imaginación. Sólo al principio y al final, una imagen de exteriores: Madrid, durante una manifestación contra el G-8.
La historia es simple: siete candidatos se presentan a una entrevista que, en lugar de desarrollarse de manera tradicional, lo hace a través del llamado Método Gronhölm, el cual consiste, podríamos decir, en que los candidatos se despellejen entre sí.
Los diálogos son la clave en esta obra en la que la tensión no decae ni por un momento. Cada frase es una pelea verbal, una rebuscada sucesión de palabras para hacer que el otro quede fuera. Una medio-verdad o medio-mentira que te haga acercarte más hacia el objetivo final: el puesto de trabajo. El fin justifica todos medios.
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[Los siete candidatos iniciales.
Tendrán que eliminarse entre sí hasta que sólo quede uno] | |
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Atención: Contiene todos los spoilers que te puedes imaginar.
Siete actos
Los candidatos van cayendo uno a uno. Y son expulsados de forma miserable. El objetivo del método es elegir por descarte, una eliminación pública que se convierte en humillación. La empresa sólo pone los dardos encima de la mesa; los participantes son los encargados de lanzárselos a la cara unos a otros. Y ante las quejas, siempre la misma respuesta: “Nadie te obliga a estar aquí”. Una frase puesta en la boca de la siempre sonriente y solícita Natalia Berbeke, en el papel de secretaria tonta pero malévola y única cara visible de la empresa –además de los ‘ordenadores’ que envían mensajes–. Muy buena actuación la suya, llega hasta a dar miedo.
El primer eliminado lo es por no haber sido ‘fiel’ a su anterior empresa: denunció un vertido tóxico para salvar un río. ¿Héroe? Sí, pero también ‘un traidor’. Esto es lo que opinan el resto de candidatos cuando la empresa les pide que decidan, como si fueran los dueños, si el hombre debe o no seguir en el proceso de selección. Carmelo Gómez pasa de ser considerado 'un héroe nacional' a un traidor a la empresa y es inmediatamente expulsado.
Una expulsión siempre patética: ni un simple "lo siento, esperamos que la próxima vez tengas más suerte". Sólo un ordenador que se apaga y el mensaje de ‘no signal’.
Estereotipos
La segunda en caer es una mujer de mediana edad y con hijos. Su ‘fallo’ es no tener nada que ofrecer en caso de una explosión nuclear que obligase a todos a vivir en un refugio durante 20 años. Cada cual se propone para algo: uno arregla radios, el otro tiene conocimientos de medicina, el de más allá ofrece contar un cuento cada noche y, un punto interesante, hay quien se postula para imponer autoridad: “Yo asumiré la organización y el racionamiento (…) No se puede vivir sin autoridad”, dice un Eduard Fernández que borda su papel de machito dominante.
Sólo hay dos mujeres: la madura ofrece ‘cocinar para todos’. La joven, ‘sexo’ con eufemismos: ‘podría ser la madre de vuestros hijos’. Odio esta parte. Pero quizás no haga más que reproducir los roles de nuestra sociedad. Las dos son altas ejecutivas con experiencia pero, a la hora de la verdad, lo que vende es lo que vende. Y ya sabéis quién gana.
Todo lo que digas podrá ser utilizado en tu contra
Aunque alguno pensará: entre cocinar y contar un cuento… ¿por qué se cargan a la madura? Pues porque Eduardo Noriega defiende mejor su posición y ella pierde los papeles. “A mí me van a poder follar. Vas a poner tú el culo cuando quieran follar?". Se desacredita ella misma. Y lo peor de todo es que la joven vota contra ella.
Cuando ya está todo decidido, en un último lamento desesperado, Adriana Ozores dirige una súplica al resto para que no la echen. “¿Como hiciste tú con el anterior eliminado, quieres decir?”, le recrimina Noriega.
Mientras tanto, la visión de los candidatos despellejándose contrasta con los ruidos que llegan desde la calle; el sonido de un viejo grito de protesta: 'El pueblo, unido, jamás será vencido'.
Poco a poco van desapareciendo el resto de candidatos hasta llegar al que, para mí, es el punto culminante. El jueguecito del balón.
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[Ésta es una de las mejores escenas. Batalla dialéctica con el balón de por medio] |
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Sólo quedan tres y el juego termina con la eliminación de Eduard Fernández y una de sus grandes frases: "Os creéis toda esa mierda de las empresas responsables (…) toda esa puta mierda de las empresas democráticas y el desarrollo sostenible. Os dicen que sois los mejores y os lo creéis, los más inteligentes y os lo creéis, los más solidarios y os lo creéis, los más tolerantes, los más modernos e incluso los más humanos, que ya es el colmo, y os lo creéis (…) ¿Sabéis lo que sois? A éste le da igual –refiriéndose a Noriega- porque este es un pijo, los pijos no tienen más que mirar a otro lado y les enseñan desde pequeños, así que, lo tiene hecho...".
Pero también con un discurso dirigido a Nieves que no sé si considerar machista, premonitorio o ambas cosas a la vez: "¿Qué va a ser de ti cuándo te arrepientas de no haber tenido ese hijo, cuando sea demasiado tarde? (…) ¿Cuánto tiempo vas a mantener esa sonrisa sin que se convierta en una mueca?”.
Esto es lo que me encanta de esta película. Las contradicciones. Como la de Najwa Nimri, que con su voz de mosquita muerta va machacando a unos y otros sin piedad y se muestra como una mujer segura, ejecutiva agresiva, joven, guapa, sobradamente preparada y capaz de follarse al penúltimo de los candidatos dejándole a medias. Todo para derrumbarse en el último momento, cuando Noriega le toca su punto débil. Sólo quedan ellos dos como candidatos. Vivieron un amor torrencial en el pasado y al final, cuando tiene que decidir entre quedarse con el puesto o vivir juntos esa historia de amor que soñaron –hijos, amor, casa en la playa-, se decide por lo segundo. Sólo para ver cómo Noriega la acompaña hasta abajo y se asegura de verla salir, para volver a coger el ascensor hacia la planta de recursos humanos.
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[El final de 'El Método', con unas calles tan desoladas como su protagonista] |
FICHA TÉCNICA:
·Título original: 'El método' (El Método Gronhölm)
·Género: Drama
·Director: Marcelo Piñeyro
·Año: 2005
·Duración: 112 minutos
·Idioma original: Español
·Guión: Mateo Gil, Marcelo Piñeyro
·Reparto: Eduardo Noriega, Eduard Fernández, Najwa Nimri, Ernesto Alterio, Adriana Ozores, Carmelo Gómez, Pablo Echarri y Natalia Verbeke
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